Cualquier persona que:

• Esté experimentando “dolor emocional”: tristeza, ansiedad, miedo, desesperanza, pánico, ira, celos, inseguridad, etc.

• Tenga problemas en algún área de su vida: trabajo, pareja, familia, amigos, alimentación, sexo, salud, tiempo libre, descanso, etc.

• Quiera dejar de consumir sustancias que hacen daño a su salud: tabaco, alcohol, cocaína, cannabis, fármacos, etc.

• Quiera aprender a relacionarse mejor con los demás, a mejorar su autoestima, a desarrollar su inteligencia emocional y/o su asertividad

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Es algo muy habitual. Todavía hoy en día hay personas que creen que “ir al psicólogo es cosa de locos”, que “sólo los débiles van al psicólogo”, que “mi caso es tan raro que el psicólogo no podrá ayudarme” o que “el psicólogo/a se va a hacer una opinión negativa de mi”.

Son estas falsas creencias las que hacen que a muchas personas les de vergüenza ir al psicólogo.

¿Crees que lo que te pasa es raro porque no conoces a nadie que le pase lo mismo…? ¿A cuánta gente conoces? y de esos ¿cuántos te cuentan sus intimidades…? Que no conozcas otros casos como el tuyo, no quiere decir que lo que te pase sea poco frecuente en la consulta de un psicólogo. Muchas personas cuando vienen a consulta se sorprenden al saber que lo que les pasa tiene un nombre, unos síntomas que encajan perfectamente con ellos y lo más importante, solución.

Lo que tradicionalmente se conoce como “locura” se corresponde con algunas enfermedades mentales graves, las personas que padecen estas enfermedades durante las fases agudas tienen tal desconexión con la realidad que raramente se plantearían la necesidad de pedir ayuda profesional. Así, podemos decir que el hecho de plantearte la conveniencia de ir al psicólogo, es por sí mismo un síntoma de que no tienes ninguna enfermedad mental grave.

Nadie es “débil o fuerte en todo”, las personas tenemos nuestras debilidades y nuestras fortalezas y también pasamos por épocas en las que por circunstancias nos sentimos sobrepasados. Reconocer que necesitas ayuda en un momento de tu vida y pedirla es un síntoma de inteligencia emocional.

Si te preocupa que el psicólogo piense mal de ti es porque tienes una visión negativa de ti y te autocriticas. Creer que los demás nos ven como nosotros nos vemos es algo muy frecuente, pero falso. Si quieres dejar de juzgarte podemos trabajarlo.

Con la terapia vas a cambiar sólo la parte de ti que te hace daño, además, el cambio tiene que hacerse de forma voluntaria, es decir, es imposible que yo o cualquier compañero/a cambie algo de ti que tú no quieras. La terapia no es un proceso “mágico”, para que se produzca cualquier cambio, por pequeño que sea, tú tienes que quererlo así y poner esfuerzo y constancia para conseguirlo. Conforme vayas avanzando en la terapia, te sentirás más tú mismo/a puesto que habrás eliminado aquello que te impedía serlo.

Una vez hay evaluado tu caso, sabré si es recomendable o necesario que tomes medicación. Si decidieras que quieres tomarla, te derivaré a una compañera psiquiatra con la que colaboro, ella te indicará las opciones más recomendables para ti.

La terapia psicológica es un proceso de autodescubrimiento, un camino que uno/a decide recorrer habitualmente porque está sufriendo y quiere encontrar la solución. Este camino se recorre acompañado por el/la psicólogo/a., que será el que guíe, ofrezca herramientas. ¡Pero ojo! no es una solución mágica, el camino tienes que andarlo tu mismo/a. Es un trabajo en equipo, donde la única persona que tiene el poder del cambio eres tú..

Primero evaluaré tu caso, principalmente a través de preguntas, cuestionarios y registros que harás tu mismo/a. Una vez terminada la evaluación de tu problema te daré un diagnóstico (qué te pasa, por qué empezó y por qué se mantiene) y te explicaré en qué va a consistir tu tratamiento, a eso lo llamamos propuesta de tratamiento. Aquí es cuando realmente comienza tu camino de autodescubrimiento, el tratamiento está orientado a que consigas lo que viniste buscando el primer día, emplearé diferentes herramientas para acompañarte en tu proceso y tu tendrás que ir trabajando contigo mismo./a Cuando hayas conseguido tus objetivos terapéuticos, el tratamiento termina y empieza el seguimiento. Durante el seguimiento nos aseguraremos de que todo se sigue manteniendo igual que cuando terminaste el tratamiento, de forma que se previenen las “recaídas”.

Si quieres más información pincha aquí.

Lo primero que haremos será rellenar la ficha con tus datos, después te preguntaré por el motivo por el que has decidido venir, me explicarás todo lo que quieras y te haré alguna pregunta para entender bien lo que te pasa. Si vienes por una consulta puntual, te daré las recomendaciones oportunas. Si tu intención es iniciar una terapia, te entregaré unos cuestionarios y alguna tarea para la siguiente sesión.

Una de las principales características de las terapias con las que trabajo, Terapia Cognitivo Conductual (TCC) y Terapia de Interacción Recíproca (TIR), es que son terapias breves, lo que quiere decir que intentan conseguir los objetivos deseados en el menor tiempo posible. La duración aproximada de este tipo de terapias es de 15-20 sesiones. Aunque debes de tener en cuenta que el progreso de la terapia depende de múltiples factores (gravedad del problema, lo motivado/a que estés, el apoyo con el que cuentes, etc.) habiendo casos que se pueden resolver en 5 sesiones y otros para los que 20 sesiones no es suficiente.

No existe obligación de acudir con una frecuencia determinada a la consulta. Lo más habitual suele ser una sesión semanal al iniciar la terapia para continuar con una sesión cada dos semanas, cada tres semanas, etc. En la primera sesión suelo hacer una recomendación según el caso, la urgencia, gravedad, etc. aunque serás tú el/la que decidirá la frecuencia de las sesiones.

En España, la sesión de una hora suele oscilar alrededor de los 50 euros, pero al igual que en otros servicios es posible encontrar tarifas por debajo y por encima de la media.

Si quieres ver mis tarifas pincha aquí.

La mayoría de psicólogos hacen sesiones de una hora. Aunque puedes encontrar profesionales que hacen sesiones más cortas y más largas, lo recomendable para que no afecte a la eficacia de la terapia, es que no sea inferior a 45 minutos ni superior a hora y media. Mis sesiones tienen una duración de una hora.

Una vez que un psicólogo termina la carrera de psicología puede elegir especializarse en un área concreta o no hacerlo. Algunas de las áreas de especialización son las siguientes: Psicología Educativa, Psicología Sanitaria, Psicología Clínica, Psicología Forense, Psicología del Trabajo, Psicología Deportiva… Los psicólogos que trabajan en el área de la salud mental están especializados en Psicología Clínica y/o Psicología Sanitaria. Dentro de este área, no todos los psicólogos trabajan con la misma corriente de psicología (Cognitivo-Conductual; Gestalt; Psicoanálisis; Sistémica…) y como resultado, el abordaje de la problemática del paciente será diferente.

Un psiquiatra es un licenciado en medicina que se ha especializado en psiquiatría.

Un psicólogo que trabaja en la salud mental, es un licenciado en psicología que posteriormente se ha especializado en el área de psicología Clínica y/o Sanitaria.

Tanto los psiquiatras como los psicólogos evalúan y tratan a personas que tienen problemas emocionales y/o mentales, la diferencia principal es la forma en la que lo hacen. Los psiquiatras van a evaluar la necesidad de dar medicación al paciente y de qué tipo, ofreciéndoles normalmente una terapia farmacológica. Los psicólogos evalúan los factores de origen y mantenimiento de la problemática del paciente y les enseñan estrategias y habilidades para superarla (terapia psicológica). En muchas ocasiones, para la recuperación total del paciente es necesaria la colaboración de ambos profesionales de la salud.

Es un tipo de terapia psicológica cuya eficacia está basada en datos experimentales, es decir, demostrada científicamente. Se basa en el Modelo Cognitivo-Conductual, el cual explica cómo la forma en la que percibimos las situaciones y experiencias que vivimos, va a determinar cómo nos sentimos.

A diferencia de otros tipos de psicoterapia, la TCC se centra en el presente, tiene una duración menor y está más orientada a la resolución de problemas. El psicólogo y el paciente van a trabajar en equipo para identificar y resolver problemas. Durante el proceso, el paciente aprenderá estrategias y desarrollará habilidades que le permitirán ser su propio terapeuta en el futuro.

La Terapia de Interacción Recíproca (TIR), es una terapia integradora de tiempo limitado. Utiliza conceptos y fundamentos de las terapias cognitivas, estratégicas, psicoanalíticas, sistémicas e interpersonales, de forma que adapta la terapia al paciente y no el paciente a la terapia. Pone especial énfasis en el vínculo entre el terapeuta y el paciente como vehículo para la solucionar la raíz de lo que le pasa a la persona; y suele hacer uso de la hipnosis clínica como medio para facilitar el cambio.